Las alternativas a WhatsApp, así se podría titular ya no solo un artículo de un blog, una revista o de una noticia de TV, podría incluso serlo de un libro.
Ser la aplicación de mensajería instantánea más usada del mundo, con una diferencia aplastante, da para eso y mucho más. Y no es porque no le falten competidores, en estos años han sido muchos los que lo han querido plantarle cara, bien directamente o bien como alternativa para los que, por temas de seguridad o usabilidad requieren otros servicios.
Los más usados a día de hoy, tras WhatsApp, son, por un lado, Line, que entró con buen pie por el hecho de tener aplicación de escritorio y entrar por los ojos con el uso de stickers, con una mercadotecnia detrás a base de juegos sociales y anuncios por todos sitios.
Por otro, Hangouts, de Google, quizás la más completa de todas, el resultado de unificar todas las aplicaciones de mensajería que tenían los de Mountain View hasta el momento, disponible para smartphones, tablets y desde el escritorio vía navegador, integrado en Gmail y Google+ ycon la posibilidad de realizar llamadas de voz y vídeo.
BBM, de Blackberry, que podría haberse comido el mercado de haber sacado en su día aplicaciones para iOS y Android y no cerrarse a su propio SO, podría haber tenido su oportunidad, pero llegó tarde, muy tarde, con una imagen de marca muy deteriorada.
Pero, a lo que íbamos. En las últimas semanas está cobrando fuerza una nueva alternativa a WhatsApp, Telegram. La aplicación no es nueva, su primera versión data de agosto en el caso de iOS, y de octubre en el caso de Android, pero la versión 2.0 publicada a principios de año le ha dado un buen empujón.
A simple vista, un clon de WhatsApp a nivel visual, pero de código abierto, con una API que explotar, rápido y con la seguridad por bandera, una de las patas de las que cojea WhatsApp, junto a su dejadez en cuanto a ir un poco más allá con la aplicación.
Además de las aplicaciones oficiales para iOS y Android, gratuitas y sin publicidad, cuenta con otra serie de aplicaciones de terceros tanto para Android, como para Windows, Mac, Linux e incluso un cliente web.
Que tenga éxito o no dependerá ya no solo de si la aplicación es buena o no, sino de hacer que la gente deje de usar otra para empezar a usar esta. La base es buena, desde luego.