Parece que uno de los culebrones tecnológicos del año toca a su fin, y de una forma un tanto abrupta. Samsung ha hecho oficial la detención de la producción y comercialización del Galaxy Note 7.

La compañía coreana anunció su nuevo smartphone a principios del pasado mes de agosto y desde los primeros contactos con el terminal todos fueron halagos para lo que parecía no solo uno de los teléfonos del año, sino también el mejor trabajo que había hecho Samsung hasta la fecha.

Pero todo se empezó a torcer a finales de ese mismo mes, con las reservas ya en marcha, cuando aparece en Youtube un vídeo donde se muestra como una unidad empezó a arder sin motivo aparente. No fue el único reporte, empezaron a aparecer varios más alrededor del mundo.

Samsung, en un primer momento, retrasa la puesta a la venta en los mercados donde todavía no se comercializaba y, tras comprobar que el problema es real, afectando a 1 de cada 42.000 terminales, paraliza las ventas y pide a todos los poseedores de uno que los devuelvan para sustituirlos por unos sin este problema, con el agujero económico que esto supondría pero que evitaría el daño a la imagen de la compañía, que está por encima.

A principios de septiembre se han reconocido como ciertos 35 casos de explosiones y la Comisión de Seguridad de Productos del Consumidor de Estados Unidos desaconseja su uso y en los vuelos se empieza a pedir a sus poseedores que apaguen los terminales.

El 10 de septiembre Samsung publica una actualización urgente del terminal donde capa la carga de batería al 60% para evitar problemas a los que todavía tengan un terminal original, aunque días más tarde amplía su uso hasta el 80%, el problema esta ahí.

A principios de octubre, ya con las unidades de reemplazo empezando a circular, empiezan a saltar nuevos casos de Galaxy Note 7 que han salido ardiendo, y algunos resultan ser estos modelos nuevos.

Todo esto ha forzado a Samsung a parar la producción del dispositivo, incluso en sus unidades de reemplazo, a pedir a todos los distribuidores que dejen de vender el terminal y a los usuarios que todavía están en posesión de uno, que lo apaguen y lo devuelvan, algo sin precedentes en el mundo de la  tecnología en productos de este nivel.

Samsung es mucho más que el Galaxy Note 7, y si juega bien sus cartas se recuperará de este duro golpe, ya no tanto económico, que también, sino con respecto a la imagen de la empresa de cara a los usuarios.

Todo apunta a que no habrá segundo reemplazo y el Galaxy Note 7 ya es historia. Samsung pasará a centrarse en la promoción del Galaxy S7 y, lógicamente, en que sus próximos modelos no ocurra nada ni mínimamente parecido a lo que han sufrido con este.

Comunicado oficial de Samsung:

Estamos trabajando con los organismos reguladores pertinentes para investigar los casos reportados recientemente sobre Samsung Galaxy Note 7. Debido a que la seguridad de los consumidores sigue siendo nuestra máxima prioridad, Samsung pide a todos los distribuidores y retailers a nivel mundial que detengan las ventas y el programa de sustitución de Galaxy Note 7 mientras la investigación se lleva a cabo.

Continuamos con nuestro compromiso de trabajar con las autoridades reguladoras y poder tomar todas las medidas necesarias para resolver la situación. Los consumidores, ya sea los que posean un Galaxy Note7 original o una unidad que haya sido sustituida, deben apagar y dejar de usar el dispositivo y acogerse a las soluciones disponibles.

Vía The Verge.