El sector de los videojuegos avanza con ritmo incesante. ¿Su misión? Convertirse en el primer referente del ámbito cultural. Las empresas desarrolladoras de videojuegos controlan presupuestos que se asemejan a las grandes producciones del cine, y los productos son cada vez más refinados. Una de las situaciones que ha ayudado a su progresiva expansión es la diversificación de plataformas jugables. El marco mental que limita los videojuegos a las consolas tradicionales ha quedado obsoleto, y los usuarios pueden escoger hoy en día entre tres ecosistemas diferentes. Os los presentamos.
Dispositivos móviles
Empezamos por los smartphones. Han sido los últimos en llegar a la fiesta, pero lejos de quedarse estancados, han ido avanzando también con pies de plomo. Los primeros videojuegos que aparecieron en dispositivos móviles eran propuestas altamente limitadas, con opciones restringidas que se centraban más en una interacción constante con la pantalla que en una experiencia de juego real. Los móviles implementan año tras año nuevas capacidades técnicas y ya se asemejan a los ordenadores portátiles de alta gama. Los jugadores pueden conectar mandos Bluetooth y convertir estos dispositivos en consolas portátiles. Uno de los mejores ejemplos de esta situación es la saga Resident Evil, que ha adaptado sus productos a escala 1:1 para teléfonos.
PC
Una experiencia más clásica es la que se puede encontrar en compatibles. En PC es posible jugar a muchos tipos diferentes de videojuegos. No solo juegos FPS o de deportes, que requieren un PC de altas prestaciones, sino también otros más ligeros y sencillos, como los juegos de navegador que puedes encontrar online en páginas como los mejores casinos online de España recomendados por Oddschecker.com. Es verdad que los títulos que mejor han funcionado son los que se conocen dentro del sector como triple A -los juegos referenciales de cada compañía- pero, paso a paso, van llegando nuevas propuestas que rompen este paradigma.
Uno de los puntos fuertes de los ordenadores como plataforma de juego es la presencia del ratón y el teclado. Especialmente el primero, que aporta una precisión que es impensable para el resto de los ecosistemas, sobre todo, en los juegos de disparos en primera persona (FPS) o los de estrategia en tiempo real (RTS).
Consolas
Ponemos punto final con la plataforma de referencia del sector: las consolas. Las máquinas tradicionales también han sido permeables a los cambios que han afectado al mercado. Las dos más conocidas son PlayStation y Xbox, cuyas empresas asociadas son Sony y Microsoft. Siempre han optado por un modelo generacional, en el que sus propuestas se alargaban a lo largo de los años, con un lustro de media. Pero esta realidad ha cambiado, y ahora también han decidido lanzar al mercado productos intergeneracionales. Revisiones que mejoran puntualmente la potencia para ofrecer una mayor calidad gráfica. La ola de la inmediatez, tan asociada al mundo tecnológico, también se está llevando por delante la idea de las consolas como algo más estable y perenne. Todo va muy rápido, y es necesario ponerse al día.
Con relación a las consolas, los títulos que mejor funcionan son los deportivos o los de conducción, con especial mención a los de acción. Como principal fortaleza se encuentra el hecho de que es simplemente conectar y jugar. Están pensadas para que el usuario medio no encuentre demasiadas complicaciones y que todo sea sencillo. Suelen conectarse a los televisores del salón, que son los más grandes de la casa, y se prioriza la comodidad por encima de todo. No requieren actualizaciones tan precisas como los ordenadores y pierden el factor de portabilidad que ofrecen los dispositivos móviles. Es verdad que las consolas portátiles vivieron una etapa dorada hace unos años, pero es una idea que se ha ido desechando. Únicamente Nintendo y su Switch mantienen viva la llama con una máquina hibrida.