Ya con las dos consolas en su poder, los chicos de Kotaku han querido realizar la enésima comparación entre Playstation 4 y Xbox One, esta vez midiendo lo que se tarda en empezar a jugar por primera vez a un juego en cada una de ellas.
En ambas consolas es necesario instalar el juego para poder jugarlo. La gran diferencia aquí es que la consola de Sony necesita muy poco para poder empezar a jugar, mientras que la de Microsoft necesita tener un porcentaje del disco instalado más elevado para poder empezar a jugarlo, y cuando hablamos de instalaciones de 40GB, se nota.
Además hay que sumarle la descarga de un parche en el caso de esta última, que aunque suma, no es nada comparado con lo que tarda la instalación del juego en si (depende también de la velocidad de conexión de cada uno, claro).
Aquí la comparativa, siempre bajo una conexión Wi-Fi de unos 10 megas:
Assassin’s Creed IV: Black Flag:
- Xbox One (offline, sin actualización): 5 minutos 50 segundos
- Xbox One (con actualización, conexión rápida): 7 minutos 2 segundos
- Xbox One (con actualización, conexión 10Mbps): 10 minutos 32 segundos
- PS4: 42 segundos
Need For Speed Rivals:
- Xbox One: 09:25 (con actualización)
- PS4: 00:32
Just Dance 2014:
- Xbox One: 08:48 (con actualización)
- PS4: 00:45
NBA Live 14:
- Xbox One: 16:26 (con actualización)
- PS4: 00:35
FIFA 14:
- Xbox One: 16:06 (con actualización)
- PS4: 00:34
Madden NFL 25:
- Xbox One: 9:38 (con actualización)
- PS4: 00:38
Salta a la vista que es algo que Microsoft tiene que pulir con una actualización del firmware de la consola. Es más, me atrevería a decir que esto es así por la falta de tiempo para su optimización tras el cambio de política con respecto al DRM. No es normal que haya que instalar un juego completamente para poder jugarlo teniendo en cuenta que es requisito indispensable tener el disco metido en el lector.
Este y otros problemas de optimización, como el que hace que en muchos juegos te tire al dashboard, deben de ser corregidos por los de Redmond más pronto que tarde. Sobre todo este último, porque el primero, a fin de cuentas, es solo la primera vez.