Un poco de historia
La franquicia Battlefield no es nueva en esto de los shooters en primera persona, precisamente. Se estrenó en 2002 con Battlefield 1942, con la socorrida Segunda Guerra Mundial como contexto, donde ya introdujo una de las señas de identidad de la saga, el modo «conquista».
Tras la buena aceptación de crítica y público no tardó en llegar un nuevo juego, Battlefield Vietnam, para un año después lanzar el que marcaría un antes y un después en la franquicia, Battlefield 2, allá por 2005.
Grandes mapas, muchos jugadores online en el multijugador, vehículos por tierra, mar y aire… la guerra en estado puro.
Solo un año después lanzaban Battlefield 2142, que nos llevaba a un entorno glaciar del siglo que viene. El contexto y las armas y vehículos cambian, lógicamente, pero el motor gráfico es el mismo que el empleado en Battlefield 2.
En 2008 llegó otro de los puntos de inflexión en la saga, Battlefield: Bad Company, ya no solo por tener un modo campaña para un jugador un poco más elaborado, sino por usar lo que ha terminado siendo uno de los sellos de calidad de la franquicia, la destrucción del escenario gracias al uso del motor Frostbite.
Un año después se lanzaron dos nuevos juegos de la franquicia, Battlefield Heroes, un free-to-play de gráficos al más puro estilo cartoon, y Battlefield 1943, una adaptación del primero de la saga.
En 2010 llegaba la segunda parte de Bad Company, con una versión mejorada del motor Frostbite bajo el brazo que acentuó aún más la destructibilidad del entorno.
Un año después los chicos de DICE se remangaron y, con el motor Frostbite 2.0 por bandera, se decidieron lanzar, por fin, Battlefield 3. Sus principales características fueron un apartado técnico más que notable y la inclusión del Battlelog para gestionar nuestras estadísticas, matchmaking y demás.
Dos años más tarde llegaba Battlefield 4, que si bien es cierto que seguía la estela marcada por la anterior entrega, mejorando los gráficos y la destrucción de los escenarios gracias al Frostbite 3, mapas gigantescos para partidas de hasta 64 jugadores, vehículos de todo tipo y demás, patinó en lo más esencial en un juego multijugador, no iba bien.
Tardaron meses en solucionarlo, lo que hizo que muchos tiraran la toalla por el camino. Eso si, una vez que todo eso quedó atrás, la experiencia de juego es difícilmente superable en juegos de este tipo.
Y así llegamos al juego que nos ocupa, Battlefield Hardline, para cuyo desarrollo DICE delegó en Visceral Games, estudio con varios juegos a sus espaldas, pero reconocido sobre todo por la franquicia Dead Space.
El juego se lanzó el pasado 19 de marzo para Xbox One, PS4, PC, Xbox 360 y PS3 después de un retraso que inicialmente lo situaba a finales del año pasado.
¿Qué es Battlefield Hardline?
Con esta nueva entrega no numerada de su franquicia más popular de shooters en primera persona, Electronic Arts ha querido, sin desviarse mucho, crear un spin-off apoyándose en un enfoque que está teniendo bastante tirón últimamente gracias a Payday o, más recientemente, con Los Golpes de GTA V.
En manos de Visceral Games pasaron la responsabilidad de llevar los enfrentamientos entre policías y ladrones a la franquicia Battlefield, dejando los grandes enfrentamientos militares de lado.
Este estudio, al contrario de lo que pueda parecer de primeras, no es novato en esto de los shooters. De hecho antes de meterse con este Hardline publicaron Army of Two: The Devil’s Cartel, además de hacerse cargo de la última expansión de Battlefield 3, End Game, sin ir más lejos.
Por tanto, estamos ante una nueva vía que se abre para la franquicia, que obviamente no dejará la sería numerada centrada en las grandes guerras entre ejércitos, y cuya continuidad dependerá del éxito de esta entrega, en un intento de Electronic Arts de introducir una franquicia con la que intercalar los lanzamientos de la principal. Con Medal of Honor no le salió. ¿Le habrá salido con Battlefield Hardline?
Modo historia
Aunque los últimos Battlefield habían tenido modo campaña, si ya de por si es algo que se suele pasar bastante por encima en los juegos claramente enfocados al multijugador, en la franquicia de DICE esto se acentuaba por dejar bastante que de sear, no por mala experiencia, sino por resultar completamente insulsas y fácilmente olvidables.
En este apartado, por tanto, estando Visceral Games de por medio, con un amplio bagaje en juegos para un jugador, podíamos esperar una notable mejoría en este aspecto.
Para empezar, tenemos un formato episódico y una ambientación al más más puro estilo de las series policiacas de los 90, con una historia que se ve venir desde sus primeros compases pero que se deja llevar.
No estamos ante la típica campaña pasillera en la que tenemos que disparar, cubrirnos, disparar, cubrirnos y así hasta el infinito. Con Hardline Visceral Games ha querido meterle algunas dosis de sigilo a la franquicia Battlefield, y aprovechando el contexto policíaco en el que se desarrolla el juego, lo lleva a cabo.
En gran parte de los capítulos tendremos dos formas de completarlo, o bien como un elefante en una cacharrería o armarnos de paciencia y unas dosis de estrategia (pocas) para hacer las cosas lo más correctamente posible desde la perspectiva de como debería de proceder un policía en determinadas ocasiones.
Si elegimos la segunda opción, que es lo que pretende el juego, obtendremos mayores recompensas, por lo que, si además estamos acostumbrados a otra forma de proceder en este tipo de juegos, quizás nos pique el gusanillo y tratemos de hacerlo como Visceral manda.
Por ejemplo, como policías que somos, podremos detener a sospechosos si nos acercamos lo suficiente sin llamar su atención y le gritamos el «alto» mientras les apuntamos. Aquí hay que tener en cuenta el número de enemigos al que nos enfrentamos, porque mientras apuntamos a uno, otro puede ponerse más nervioso de la cuenta y desenfundar el arma, lo que hará que todo el plan de una patrulla tranquila se vaya al garete y nos tengamos que liar a tiros.
De los delincuentes que podremos detener hay algunos que son más valiosos por aquello de estar en la lista de los más buscados. Si conseguimos reducirlos y esposarlos, la recompensa será mayor.
Un punto negativo en esta mecánica, cuya propuesta es bastante acertada, es el hecho de que, una vez esposado, no podemos trasladarlo a una zona donde sus compinches no los vean, por lo que si están patrullando y no nos hacemos cargo de ellos antes, verán a su compañero en el suelo y darán la voz de alarma. Le quita bastante realismo a la experiencia.
Otro aspecto a destacar es la cantidad de gadgets que tendremos a nuestra disposición para realizar diferentes tipos de acciones, como el escáner que nos permiten identificar pruebas que nos ayudarán a resolver los casos, la pistola aturdidora que nos permitirá reducir a los enemigos más rebeldes sin tener que matarlos, y así obtener más recompensas.
Los otros dos gadgets más útiles, tanto en el modo campaña como en el multijugador, son el gancho de arpeo y la tirolina, ya que con ellos podremos llegar a zonas o que bien no podemos llegar de otra forma, o aun pudiendo ir a pie, lo hacemos más rápidamente usándolos. Marcan la diferencia en según que situaciones.
La búsqueda de pistas para resolver los casos es una buena idea, pero no del todo bien ejecutada. Es demasiado fácil, ya que una brújula nos indica a que distancia y hacia donde está el objeto de interés más cercano. No habría estado mal el que no estuviera tan perfectamente indicado donde tenemos que buscar, que nos hiciesen pensar un poco donde podría haber algo útil, atar cabos y demás.
El doblaje al castellano tiene luces y sombras. Algunos personajes tienen voces que les van bien y están bien interpretadas, pero contrasta con otros que son todo lo contrario.
El punto que más chirría en el modo campaña, además del no poder arrastrar o esconder los cuerpos, así como los pequeños detalles que hemos citado más arriba, es el hecho de que no haya prácticamente vida por los escenarios, algo que no tiene ningún sentido teniendo en cuenta que en muchos de los escenarios donde transcurre la historia vamos por calles de la ciudad. Somos nosotros y los enemigos, no hay más. En los escenarios más abiertos, en exteriores, la sensación de vacío es bastante evidente.
Aunque, como decíamos anteriormente, la historia se ve venir de lejos, la campaña intercala diferentes tipos de entornos y de misiones lo suficientemente bien como para que, unido a las nuevas posibilidades que acabamos de señalar, que nos llevan a plantearnos el juego como algo más que un «dispara, recarga, dispara», hacen que no se quede en un simple añadido secundario frente al multijugador y nos haga pasar un buen rato a los mandos.
Visceral Games ha acertado plenamente en intentar diferenciarse de las campañas a las que nos tenía acostumbrados la franquicia con algo más que un skin diferente para personajes, armas y escenarios, aunque queda cierto regusto a que se podía haber explotado un poco más la propuesta para que el resultado en este sentido hubiese sido más redondo.
Modo multijugador
La razón de ser de todos y cada uno de los títulos de la franquicia Battlefield, y Hardline no iba a ser una excepción. Tenemos 9 variados mapas y 8 modos de juego diferentes en los que será complicado que un jugador no de por lo menos con uno en el que se encuentre cómodo y disfrutar de la experiencia.
Además de Conquista (pequeña y grande) y TCT: Equipo, que son calcos de los presentes en Battlefield 4, tenemos 5 modos de juego completamente nuevos: Atraco, puente, dinero sangriento, rescate y punto de mira.
Atraco se nos vende como el principal modo de juego multijugador, y de forma bastante acertada, ya que es de los más divertidos. Hay dos bandos, policías y ladrones, como en todos los demás. El objetivo es claro. Para los ladrones, robar un par de maletines con dinero, para los policías, evitar que estos lo hagan.
El planteamiento es simple, aunque dominarlo requiere que la mayoría de los miembros de cada bando tenga clara su función dentro de él, su ejecución bastante divertida, porque son partidas frenéticas en las que hay acción en todo momento, en mapas no muy grandes en los que normalmente no tienes problemas para llegar rápidamente a la zona caliente ya sea a pie o con algún vehículo.
En Atraco, el uso del gancho de arpeo y sobre todo de la tirolina, son clave para la victoria de uno u otro bando, sobre todo cuando nos toca hacer de ladrones, ya que nos permite escapar rápidamente de la zona del robo hacia la de extracción. Si mientras estamos en ello otros compañeros contienen a los policías, difícilmente se nos escaparan las partidas.
El modo puente es otro de los principales, pero totalmente diferente a cualquier otro. Aquí los vehículos son los principales protagonistas, ya que el objetivo es hacernos con unos coches marcados en el mapa y conducirlos a una velocidad decente tanto tiempo como nos sea posible.
Aquí, al contrario que en atraco, ambos bandos comparten objetivo, por lo que cuando uno tenga uno de los coches los otros deberán, además de mantener los que tienen, intentar hacerse con el control de los otros, ya sea matando a los que van abordo o haciendo saltar por los aires el vehículo (al poco tiempo saldrá otro que lo sustituya). En compañía este modo se disfruta más por el hecho de poder ir varios en un mismo vehículo.
Luego tenemos dinero sangriento, que es una adaptación del clásico capturar la bandera, salvo que en vez de un solo objeto que transportar desde la base enemiga a la nuestra, lo que tenemos es que recuperar o robar, según el bando, una gran cantidad de dinero.
En rescate el objetivo de los policías es liberar a varios rehenes de manos de los atracadores, y el de estos, evitar que esto pase. No hay respawn, por lo que la estrategia es clave para tener éxito.
Punto de mira es parecido, en cuanto a que tenemos a un VIP que necesitamos llevar a un lugar seguro si jugamos del bando de la policía, salvo porque esta vez, el objetivo de los ladrones es ya no mantener bajo custodia a un rehén, sino eliminar al VIP antes de que escape.
Como siempre, tenemos una gran cantidad de armas, complementos para estas, gadgets y equipamiento especial para cada clase, y la forma de ir desbloqueándolos para su uso será con el dinero virtual que vayamos ganando durante las partidas, aunque en algunos casos también podremos habernos hecho con algún elemento por la vía rápida tras cumplir algún objetivo concreto en el modo campaña.
La experiencia multijugador de Battlefield Hardline difícilmente podía ser más satisfactoria. Los servidores funcionan a la perfección desde el primer día, sin caídas, partidas vacías o largos tiempos de espera en el lobby. Para ponernos a pegar tiros basta con elegir modo y, en cuestión de pocos segundos, ya estamos en el campo de batalla.
Y la variedad de modos de juego, objetivos durante la partida y el balanceo de las cuatro clases hacen que, aunque uno no sea ni lo más cercano a un jugador profesional, disfrute de la experiencia prácticamente desde las primeras partidas, a poco que nos hacemos con los mapas, modos y controles.
La destrucción del entorno también está presente en este título, como no podía ser de otra manera, pero no es algo tan espectacular como en el caso de Battlefield 4, puede que porque los medios que se utilizan en este juego tampoco invitan mucho a ello.
Conclusiones
El único punto negativo que se le puede echar en cara al juego es que técnicamente no está a la altura de lo que se espera uno de una superproducción de este calibre para las consolas de nueva generación y PC. Moverse se mueve perfectamente a 60 frames por segundo, pero la calidad de las texturas y muchas de las animaciones emborronan en cierta manera lo demás.
Battlefield Hardline es una agradable sorpresa. Aunque su planteamiento no es original, como decíamos al principio, su ejecución es más que notable, brindándonos horas y horas en un multijugador que esta vez si funciona a la perfección desde el principio, con los suficientes cambios y novedades con respecto a las anteriores entregas de la franquicia como para que merezca la pena el cambio.
El que busque un shooter en primera persona variado, accesible, robusto y divertido, en Battlefield Hardline lo va a encontrar.